LA CLAVE: Más allá de una mayor prolijidad de Independiente Rivadavia, la diferencia radicó en las chances que falló el local y la que pudo aprovechar la visita.

FLANDRIA: Sorprendió un poco una cierta cautela en el planteo de Felipe De la Riva, quien encaró un partido como si el empate fuese lo que más le servía. Ojo, con la tabla en la mano es una afirmación que se puede entender, pero la realidad marca que recién cerca del final del primer tiempo el conjunto local se acercó al arco rival. Ferreyra fue el que quedó mano a mano y De Olivera el que le tapó de modo brillante en el borde del área. En la segunda etapa tuvo cinco minutos donde pudo haber abierto la cuenta y otra vez el experimentado arquero visitante le negó el grito a Trinidad y Gino Barbieri. Con el 0-1 terminó tirando algunos centros sin ton ni son. Preocupa su falta de peso arriba y que muchos partidos que "eran de 0 a 0" sistemáticamente los pierda.

INDEPENDIENTE RIVADAVIA: Buenos primeros 30´ de la Lepra, desde lo táctico y desde la propuesta. El 4-2-3-1 le permitía cubrir determinados sectores de la cancha del medio hacia adelante. Su punto, tal vez, criticable sería que en medio de ese dominio que tenía, en situaciones no pudo dar una imagen de superioridad. En el segundo tiempo hizo temprano los cambios para ver si encontraba eso. Coronel le dio movilidad aunque varias de las suyas no las resolvió bien. Perales, que entendemos quiso hacer otra cosa, la puso por arriba y a espaldas de Lungarzo para colocar el 1 a 0 en un trámite que se encaminaba al empate clavado. Lo conservó sin mayores sobresaltos, volvió a ganar en Buenos Aires y quiere ir asegurándose el lugar entre los 12 que buscarán su lugar en Primera.