De la cabeza
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De la cabeza

Gracias a dos cabezazos en el área, Los Andes ganó el clásico en condición de visitante y generó una auténtica fiesta en Lomas de Zamora. Temperley fue superior, aunque sin puntería en los últimos metros. Lamentablemente, hubo graves incidentes después del partido. (Foto: Adán Solián)

Por Germán Balcarce

LA CLAVE: 
Maximiliano Gagliardo, que siempre genera ciertas preocupaciones por su estilo, resultó determinante. Si bien los delanteros locales colaboraron con la causa, el arquero tuvo varias atajadas que impidieron al menos un tanto local. Además, fue clave el oportunismo para concretar una de las pocas llegadas.

QUE HICIERON
TEMPERLEY: Fue protagonista durante la mayor parte de la tarde. A través del buen trabajo realizado por los volantes, manejó la pelota. Generó algunas chances claras en la etapa inicial, pero falló en la resolución. Martín Minadevino, cuya pegada es famosa en toda la categoría, no estuvo certero. Aun así, exigió con un par de tiros de esquina bien cerrados, provocando que Gagliardo volara de urgencia. Luis López y Matías Jara exhibieron movilidad permanentemente. Sin embargo, les costó definir en el área. Otro recurso empleado fue el de los envíos provenientes de una pelota parada. Ni siquiera esa vía sirvió para vulnerar por arriba al arquero visitante, responsable de haber evitado que el Gasolero por lo menos consiguiera la igualdad. Fue superior y mereció un resultado distinto, aunque en el fútbol se premia al que marca más tantos que su adversario. Por ahora, continúa en zona de recucido hasta que Deportivo Merlo y Platense se enfrenten este sábado.
LOS ANDES: Independientemente de las formas, logró su objetivo y desató la fiesta en el estadio Eduardo Gallardón, tras irse enseguida del vestuario visitante. Cuando menos lo esperaba, producto de la escasa cantidad de posibilidades creadas, se puso en ventaja. Fernando Lorefice manejó el ataque que culminó con un centro desde la derecha. Primero, cabeceó Ricardo Vera y luego completó Noriega. Tanto antes como después, Gagliardo fue fundamental para sostener el cero. La defensa alternó buenas con malas, mientras que los mediocampistas hicieron un despliegue importante, así como supieron darle circulación al balón durante los minutos finales. A nivel ofensivo, muy poco. Cristian Ortiz se mostró siempre, pero anduvo errático en varias ocasiones. Luis Bevacqua, a pura velocidad, hizo la diferencia para inquietar al fondo de Temperley. Lo cierto es que el gol apareció en uno de los avances y alcanzó para que el Milrayitas gane el clásico e ilusione a sus hinchas con la posibilidad latente de entrar al Reducido.

EL PANTALLAZO
¿Viernes santo para irse unos días? ¿Partido televisado como para verlo en un sofá? Ninguna de esas propuestas impidió que 12.000 almas se acercaran desde temprano al Alfredo Beranger. Tanto la cabecera de la avenida 9 de Julio como la platea -Gabriel Hauche, presente- lucieron al 100%. Incluso, los alambrados tuvieron zonas con doble fila y hasta el palco de prensa fue colmado. El recibimiento fue con una catarata de silbidos, mientras que hubo una bienvenida espectacular para el Celeste. Más de 50 banderas decoraron los distintos lugares del estadio, así como los bombos y redoblantes sirvieron para acompañar cada estrofa. La barra alentó en todo momento, pero en el resto de los sectores el cóctel entre ansiedad e incertidumbre hizo que hubiera distintos pasajes. Hubo insultos para Ignacio Lupani en las sanciones que los hinchas consideraros erradas. También corrieron la misma suerte los allegados visitantes. El primer hit del encuentro fue "Dale (6), Gasolero / dale (6), Temperley". Después los fanáticos le dieron paso al repertorio contra su rival clásico. "Cele, locura / Cele, te quiero, antes de ser de Lomas yo me muero" y "oooh, Lomas sos cag...", entre las canciones. El gol visitante no detuvo el apoyo, que buscó consenso mediante "oooh, y dale, dale, Ceee". Aunque el nerviosismo fue creciendo, sobre todo cuando Gagliardo comenzó a demorar en una caída. La despedida fue con tibios aplausos y después una inmensa preocupación por los incidentes (ver Minutos de furia). De Los Andes, cerca de 70 integrantes para la delegación. Cuando el conjunto de Fabián Nardozza salió por la manga fue alentado, mientras que el tanto de Noriega causó un festejo sin reparos. Una vez que el equipo se retiró del campo, tanto los allegados como el plantel -sin siquiera ducharse- partieron en micro inmediatamente.

MINUTOS DE FURIA
Parecía la caída sería tomada con serenidad por todo el público de Temperley. A pesar de la bronca y algunos proyectiles menores (papeles y serpentinas, principalmente), durante el encuentro, la conducta general era ejemplar. Sin embargo, un grupo de inadaptados (ajeno a la barra) no comprendió que había que esperar unos minutos para que saliera la delegación visitante -nobleza obliga, jamás fue anunciado por la voz del estadio- y arremetió contra la Policía para abandonar la tribuna de la avenida 9 de Julio. Primero hubo tumultos, pero semejante presión hizo que los uniformados reaccionaran. Golpes, corridas, gas pimienta y balas de goma. En un abrir y cerrar de ojos, la zona de acceso fue un caos. Desde el techo, un individuo se dedicó a arrojar cascotes -¿será cierto que había un montículo desde antes?- mientras la calle era un campo de batalla. Los inadaptados rompieron botellas de vidrio, utilizaron otras con líquido (un sifón e incluso la célebre Manaos) para tirárselas a la Policía, que respondió de forma indiscriminada al punto tal de herir gravemente a un simpatizante llamado Alberto Mazzanti, papá del "Pachi", socio reconocido del Gasolero. Herido por varios perdigones, entre ellos uno que se le inscrustó en el cuello, fue trasladado de urgencia al hospital Gandulfo. Allí, en total, hubo cuatro personas lastimadas: todas recibieron el alta médica, pocas horas después. Los efectivos de seguridad también fueron víctimas de las agresiones, como ocurrió con el subcomisario Valerio Gallo, cuyo rostro presentó diversos cortes. En apenas diez minutos, sucedió de todo. El asfalto quedó repleto de objetos, incluidos unos 200 cascotes de diferentes tamaños. El suelo exhibía desde trozos de baldosas hasta zapatillas, pasando por una bolsa de agua caliente, fierros y vallas. Un patrullero quedó con todos sus ventanas rotas y sin paragolpes, en tanto que un móvil de infantería también exhibió varias roturas. Hasta un vehículo particular quedó dañado en el parabrisas. Semejante ola de enfrentamientos hizo que en la platea creciera la preocupación y varios hinchas discutieran enérgicamente con otro grupo de uniformados. Es que varios niños, acompañados por sus padres, se asustaron. El asunto llegó a la calma cerca de las 17.30 y la gran mayoría del público se fue en paz, aunque triste por el resultado y con una cuota de incertidumbre por una posible sanción para el club, localía incluida.

TEMPERLEY 0: De Bórtoli (6); Carlos Ramos (5), Gastón Aguirre (6), Cucco (4)(A), Demaldé (5); Brandán (6)(89' Ariel Rojas), Salina (6)(A), Di Lorenzo (5)(83' Fabián Sambueza), Minadevino (5)(65' Carlos Herrera); Luis López (6)A y Matías Jara (5). DT: Rezza. Suplentes: Rodrigo García, Patricio Romero, Cristian Paz y Unyicio
LOS ANDES 1: Gagliardo (8); Emmanuel Martínez (5), Maximiliano García (5), Daniel Franco (5)A, Segovia (5)A; Bevacqua (6), Zeballos (6), Lorefice (6)A; Cristian Ortiz (4); Ricardo Vera (5) y Noriega (7)A. DT: Nardozza. Suplentes: Barrios, Belforte, Rose y Oswaldo Blanco

Jugado el 18 de abril
Gol: 61' Alejandro Noriega
Cancha: Temperley (regular)
Árbitro: Ignacio Lupani (4): "muñequeó" con las tarjetas, sin aplicar criterios similares
Asistentes: Gerardo Carretero y Nicolás Bravo
Árbitro suplente: Carlos Stoklas
Público: 12.070
Resultado Moral: Temperley 1- Los Andes 0