San Martín tuvo un año marcado por la irregularidad. El equipo de Diego Galeano tuvo un primer tercio de torneo aceptable, pero luego tuvo un bajón al que le agregó la pérdida, en el escritorio, de tres puntos que había ganado en la cancha. Lo mejor del Azul fue en el arranque de la segunda rueda, donde una seguidilla de triunfos (tres al hilo) lo metió en zona de Reducido. Ahí estuvo entrando y saliendo, con un buen torneo de varios jugadores y un equipo que aparecía de memoria, pero le tocó enfrentar a los dos punteros y cedió los seis puntos, y acto seguido fue derrotado duramente por Ituzaingó en el encuentro clave. Esto lo despidió de la pelea con un sabor muy amargo, porque quedó bien determinado que estaba para un poquito más.