LA CLAVE: Una situación clara de gol por equipo explica lo que fue el partido. Buenas intenciones, pero sin llegadas a los arcos.

EL PORVENIR: Como es costumbre cada vez que juega en Gerli, tomó la iniciativa del partido. Con una buena tarea de Acevedo, el desequilibrio de Mena y el oficio de Machín, supo controlar el juego, aunque le faltó explosión en los metros finales. Estuvo cerca de abrir el marcador, cuando un centro de Gatti encontró solo a Mena, que remató de aire pero la pelota se estrelló en el travesaño. En el segundo tiempo perdió el mediocampo y la pelota. El "Búfalo" Szeszurak movió el banco pero no hubo caso, el Porve debió conformarse con un punto que no le sirve de mucho.

LEANDRO N. ALEM: De menor a mayor. Muy poco para destacar del primer tiempo, donde abusó del pelotazo y jugó muy lejos del arco de Gerardo Cabral. En el complemento se plantó en campo del Porve, lastimó por derecha con Luna y con lo que pudiera aguantar Buono en el área. Tuvo una muy clara, con el mencionado Luna, que se la picó a Cabral pero la pelota salió desviada por escasos centímetros. En los minutos finales, cuando el rival apretó, se hizo grande la figura de César Acosta para despejar cualquier peligro.

Tarde muy tranquila en Gerli. Unos 250 hinchas (la mayoría en platea) con 11 banderas como "Monte Grande", "La Plaza", "La Barrera" y "Los pibes de Campichuelo". En medio del silencio un plateista gritó "¡vamos, Villaverde!" (N de R: en referencia a Hugo Villaverde, legendario defensor campeón del Mundo con Independiente) en un cruce de Claudio Grecco. No cantaron en toda la tarde, pero al final se los escuchó con "Mire mire que locura, mire mire que emoción/ sáquense la camiseta y dénsela a la hinchada que juega mejor". Despedida con escasos aplausos de la platea y silbidos desde la popular. De Alem, 35 allegados que despidieron con palmas al equipo.