Va a ser muy difícil explicar qué le pasó a Acassuso como para este final. Fue un equipo compacto, con el sello de Rodolfo Della Pica, que desde el vamos se ubicó entre los protagonistas, basado en una defensa de acero y un par de individualidades de nivel alto en el medio. Así, asomó en el lote de punta, nunca como el actor principal pero siempre en el sector de reparto. Inclusive manteniéndose al margen de algunas habladurías de supuestos favores reglamentarios para conseguir su ascenso. Sobre este punto cabe detenernos. Es cierto que en un partido (ante Flandria) se lo favoreció deliberadamente, y que hay una desproporción en los ítems penales y expulsados que lo deja bien parado. Pero salvo ese partido ante el Canario, no hay margen para decir que los arbitrajes lo ayudaron a drede. Su bajón o su campaña anterior no tuvieron que ver con eso. Sí tenemos que analizar, en cambio, la errónea decisión de prescindir de Della Pica a siete fechas del final con el equipo en carrera para subir directo. Tras ello, los resultados no fueron los mismos.