LA CLAVE: Los dos tienen el mismo déficit: No tienen potencia ofensiva, ni juego colectivo que los pueda respaldar.

VILLA DÁLMINE: El jueves pasado hubo elecciones y las ganó la oposición, que como primera medida trajo a Raúl Cardozo en el cargo. Este se encontró con un equipo muy limitado pero que esbozó un poco más de orden. Achicó espacios dentro de su propio campo y con eso no pasaba sobresaltos, pero a la hora de pasar la mitad de la cancha no se le caía una idea de cómo hacerlo. La salida de Bertochi, quien estaba haciendo un buen partido, lo complicó. Aunque Rafael Sangiovani se destacó en esa función y con eso le alcanzó para ser la figura de la cancha. Así el resto del partido fue tedioso, sin llegadas, hasta que se equivocó la defensa en un cambio de frente y quedó 0-1 a los 42´ del complemento. Lo empató rápido porque en un remate de Haberkorn se equivocó el arquero rival y así se pasó de los insultos a los aplausos, pero igual debe mejorar muchísimo para tratar de salvar la categoría.

ALVARADO: Llegó a Campana con la módica consigna de sumar alguna unidad y para eso paró un 4-4-1-1 dejando a jugadores como Astina y Solís en el banco. En el primer tiempo, al igual que su rival, no generó ni una llegada de gol. En el complemento un poco se dio cuenta Manuel Fernández que podía lastimar a su rival y si bien salió el colombiano Ramos, que estaba cansado, entraron Marcos Astina y Santiago González, precisamente entre estos dos armaron la jugada del gol del ex Lanús y, cuando ya saboreaba los tres puntos, a Pedro Fernández se le escapó un remate con buena dirección pero no mucha potencia y las cosas terminaron empatadas. Es lo que inicialmente parecía venir a buscar, pero lo deja con un sabor amargo por la forma en que se dio esa igualdad.