Un año más en el camino a la redención
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Un año más en el camino a la redención

Independiente cumple 109 años de vida dentro de una crisis institucional que lo ha traído al fútbol de ascenso. Sin embargo, parece haber encontrado en su entrenador la seguridad necesaria para escalar el camino hacia la redención

Por Nicolás Di Pasqua  (@nicodipasqua)

Son días tristes en la zona roja de Avellaneda. Probablemente, Independiente no pueda celebrar un cumpleaños a la altura de su historia y tome esos viejos álbumes de fotos que todos desempolvamos en los momentos de nostalgia, de pérdida o de tristeza para mantener  vivo el recuerdo de lo que fue y ya no es.

Sin embargo, el descenso al abismo más temido y el dolor de la violenta caída parecen comenzar a superarse. Las heridas empiezan a cerrar y aunque las cicatrices probablemente no cierren nunca, el gigante parece empezar a escalar ese abismo hacia la  redención.

Independiente cumple hoy 109  años de existencia en la peor de sus pesadillas pero  en la búsqueda del rumbo correcto hacia donde siempre perteneció. Tiene un hombre al timón que sabe de pesadillas, que conoce de miedos y que sufrió el dolor de las heridas que dejan cicatrices de por vida.  Un hombre que vive  y dirige el mundo futbolístico de Independiente con una seguridad que no se refleja hacia arriba en el organigrama del club, lleva la frente alta y el semblante de aquellos once jugadores  que salían del túnel de la ‘Doble Visera´ a paso lento y firme como aquel que sabe sólo de victorias.

Independiente ha encontrado a un hombre que encierra en sus formas a aquellos gladiadores vestidos de rojo que supieron de hazañas imborrables, ante  Juventus, ante Talleres de Córdoba, ante Gremio de Porto Alegre, ante Huracán o ante cualquiera que se quisiera interponer en su camino seguro y arrollador.

El "Rojo" ha sabido de goles imposibles, de paredes majestuosas, de remontadas inolvidables, de hacerse grande ante la adversidad.

Omar De Felippe sintetiza la historia de Independiente pero puede contarla al revés. El viajó al infierno cuando aún su historia era corta y de allí regresó para vivir una nueva vida y recorrer el camino a la gloria.

Quien lo ve desde afuera percibe la seguridad del que se siente  ganador, porque el ya ganó, porque nada volverá a ser como fue después del peor de los destinos, porque todo lo que venga tras la resurrección será inevitablemente mejor que aquella caída, porque la vida se lo llevó de la mano  cuando la muerte arrasaba a sus compañeros.

Independiente ha sido grande en tierras propias y en rodeos ajenos, ha conocido el cielo y se ha mantenido allí durante décadas, ha sido el rey y hoy mantiene las copas que así lo acreditan, pero hoy le toca aquel destino que en el fútbol nadie quiere. Lejos está de un campo de batalla y el drama no debería ser  tan imponente, pero quien siente el fútbol como el hincha de Independiente, quien ha visto lo que vieron los simpatizantes que ya peinan canas, los que recuerdan una y otra vez el Bochini-Bertoni, Bertoni-Bochini, los que añoran a Rolan y Navarro, a Pastoriza, a Grillo, los que escucharon las hazañas goleadoras de Arsenio Erico y Antonio Sastre, o revivieron una y otra vez desde las letras de una época sin videos el gol imposible de Vicente De La Mata, o gozaron de las atajadas y la personalidad de ‘pepé’ Santoro, de la prestancia de Hugo Villaverde y de tantos otros protagonistas de una historia enorme y duradera, tiene una daga clavada en el corazón y el drama, muy distinto e infinitamente menor al de Malvinas, se hace presente en el corazón de alguien que fue rey y hoy se siente un pobre mendigo.

De Felippe e Independiente  han juntado  sus caminos en el momento necesario.  De Felippe es hoy la vida que le debe tomar la mano a Independiente en el campo de juego cuando todo lo que sucede alrededor conduce hacia una situación terminal.

Lo peor parece haber pasado, la calma se va tornando costumbre, el miedo va perdiendo con la confianza y en el horizonte que antes era negro empiezan a verse banderas rojas, se oyen cantos, se esboza una mueca similar a una sonrisa y se intenta festejar por el ídolo que dejó el campo para convertirse en ladero del nuevo mesías.

La gloria está volviendo a ser recordada y eso quiere decir que hay vida.

Fuerza Independiente y FELIZ CUMPLEAÑOS…