Desde el armado Deportivo Armenio generó expectativas. Mario Gómez volvía a trabajar en el país y se metía en el "barro" de la tercera categoría. Rápidamente se comenzó a ver un equipo ordenado que se acomodó entre los punteros, pero que tuvo un pasaje desafortunado donde quedó sin chances en el Apertura, fruto de una durísima serie de derrotas en contra ante Acassuso, Cañuelas y Comunicaciones, mechadas con algunos empates. Para el segundo torneo retocó el andamiaje defensivo. Encontró una nueva dupla central titular de enorme rendimiento como Salomoni y Leguizamón Arce. También se asentó el medio y si bien por momentos no fue del todo contundente en ataque, los casi diez partidos invicto de Petruchi y la defensa lo encaminaron al Clausura, que lo cerró con cuatro victorias al hilo que le permitieron aprovechar el eventual tropiezo que pudiera tener (y que tuvo) Colegiales. El reglamento ya estaba fijado que le permitía definir de local en la semifinal y pasar con el empate, pero el hechizo de su arco se rompió y Defensores Unidos le cortó la ilusión a un equipo que, igualmente, quedará en la memoria de su gente.