LA CLAVE: Los primeros quince minutos, porque San Carlos tuvo los espacios y los aprovechó, marcando la diferencia de un partido que, tal vez, globalmente haya sido para empate.

ARGENTINO DE MERLO: Con un medio de características ofensivas, regaló 20 metros de terreno dejando jugar al visitante. Y como el resultado le era adverso desde temprano, no podía retocar eso con un cambio que le diera más soporte del medio hacia atrás. Entonces lo buscó, tuvo cuatro situaciones importantes en todo el partido, pero ninguna de mano a mano con el arquero sino que tres de ellas derivaron de pelota parada. Atrás se mostró menos sólido que otras veces y Oviedo fue importante, paradójicamente porque cuesta explicar que un equipo no mereció perder pero el mejor fue su arquero. El equipo de Nohra entró en la irregularidad propia de la categoría y estará, cuando termine la fecha, cerca del límite de la zona de Reducido. Recién ahora se pondrá a pensar en el choque copero ante Banfield.

VILLA SAN CARLOS: Con Sproat bien posicionado y llegando también (casi abre la cuenta con un tacazo al que Oviedo reaccionó justo), rompía líneas y arribaba rápido a campo rival. Así otro volante, en este caso Licht, se filtró por sorpresa y entre su propio mérito al picarla más un roce en Ursino, consiguió la apertura del marcador. Quizás le faltó ambición para ir por más, esperó en su campo con la firmeza de un fondo correcto y esperó su chance. Cuando ya el empate era lo más justo, Tomasini le hizo penal a Zagert y el propio goleador quiso estirar cifras, pero no lo consiguió porque Oviedo dijo no. De ahí al final sostuvo el partido corriendo, metiendo y por qué no, cargándose en demasía de amarillas. Tres puntos vitales en una divisional donde todos parecen pelear por lo mismo, el cupo de esa apretada tabla general para poder soñar con más.