LA CLAVE: Sin dudas que los penales no son solo cuestión de azar. Hay factores extra. San Miguel tiene en Pucheta uno de esos. El uno apareció cuando la serie estaba súper adversa.

SAN MIGUEL: Dentro de un partido muy opaco y lleno de tensiones y temores, no arrancó bien y se notaba. Le costó que su línea de cinco trabaje del medio en adelante (recién en el segundo tiempo aportó más Martínez Grance), y para verlo llegar sobre Carrera hubo que aguardar a pasar los 20' de juego. En el segundo tiempo se mostró más sólido. Actitud nunca va a ser una deuda de un equipo que, por ejemplo, para ganar el Apertura revirtió una situación imposible. Pero más allá de eso, el contexto del partido lo fue llevando al embudo de los penales. Donde sus dos cartas fuertes erraron los primeros, pero después acomodó, y vaya, las cosas. Es Nacional, merecido porque al fin y al cabo es el que más puntos hizo y corona un proyecto que pensaba solamente en esto.

DOUGLAS HAIG: Venía con el golpe fresco ante Gimnasia y Tiro, pero el duelo lo hizo adecuadamente porque los de Raggio estuvieron a la altura de una final trabajada y competitiva. Douglas fue más de entrada. No abrumador, pero tenía control del medio y la movilidad de Maza y Johansen lo tenían a tiro de Pucheta. Ese buen momento se diluyó y terminó siendo un equipo más tiempista, tratando de tener la pelota y ya no tan profundo para pisar el área rival. Al igual que su adversario, pareció bajar la persiana en un alargue aburrido. Imponente campaña en los números, pero sin premio alguno para un club decano del viejo Nacional B, pero que hasta llegó a pensar en encarar el camino de la Primera D por el gasto que le genera este certamen.