Luego de la pasada campaña, exitosa en el comienzo pero de pobre final, muchos creyeron, por qué no decir creímos, que Crucero del Norte había dejado escapar una chance única de jugar en Primera.

   Pero el club le renovó la confianza a Gabriel Schurrer, y con futbolistas de bastante recorrido en el ascenso pero no de los que podríamos llamar ¨de primera línea¨, armó un grupo con hambre que de a poco comenzó a sentirse cómodo. Fue invulnerable en la primera rueda en su provincia, afianzado en ese césped tan particular que le come piernas a cualquier visitante, y en cuanto le agarró la mano a ganar fuera de su provincia, se afianzó. Esto le dio plafond para poder ¨darse el lujo¨ de perder cuatro partidos sobre cinco y que su ascenso no se terminara de comprometer. Sacó un mágico empate en Junín cuando todo parecía complicarse y, casi sin querer, quedó a solo una victoria del ascenso y la logró sin despeinarse ante Patronato.

   Crucero lo hizo otra vez, como en el 2005 en Rosario de la Frontera, en el 2009 en Mar del Plata y como en aquel 2012 en Madryn. Pero esta vez, celebró de local.

Aquí debajo, el plantel que lo hizo posible