Tristán Suárez sacudió sus arcas y con la colaboración de sus principales sponsors, armó un equipo con presupuesto y nombres de categorías superiores: Facundo Diz y Miguel López (provenientes de Quilmes, Primera División), Hernán Boyero (Argentinos Jrs, Primera División), Darío Capogrosso y Cristian Trombetta (Olimpo de Bahía Blanca, Primera División), Darío Cajaravilla (Aldosivi, Nacional B), además de dos jugadores del fútbol uruguayo (Antonio Fernández y Mathias Saavedra), juveniles de Estudiantes de La Plata (Nicolás Igartúa y Kevin Hoyos), entre más de 25 jugadores. Los únicos que quedaron del plantel anterior: Rodrigo Vélez, Ezequiel Vicente, Matías Molina, Jorge Torres, Federico Barrionuevo y Lucas Farías.

Igualmente, el fichaje estrella del equipo (y por qué no de la temporada) no estuvo dentro del campo de juego: Ricardo Caruso Lombardi dejó de dirigir en la Primera División para bajar dos categorías e intentar ascender al equipo de Ezeiza, que desde hace 19 años juega de manera consecutiva en la Primera B Metropolitana. 

El primer problema de Tristán Suárez fue que no sólo se sintió, sino todo el ambiente del fútbol le puso el traje de protagonista y candidato para el ascenso directo en su zona. Si bien empezó con el pie derecho, a medida que avanzaba el torneo, el equipo demostró falencias tácticas que minimizaba con su mentalidad ganadora: ganó puntos aún sin jugar bien y supo cerrar partidos que le hicieron sumar para mantenerse en los primeros lugares. 

La gran crítica que se le hizo durante todo el torneo al trabajo de Caruso fue la gran rotación de jugadores en los once iniciales: cambió muchos jugadores en puestos y momentos claves del torneo. No hubo un armador fijo, Luna entró en muchos partidos en los segundos tiempos; no hubo un delantero fijo que acompañe al Diz y aún el uruguayo Saavedra convirtiendo goles y haciendo asistencias, no logró ganarse el puesto; el doble cinco varió y pese al gran torneo de Rodrigo Vélez, terminó relegado en la final. Salvo el arquero Rodrigo Lugo, el resto jugó al menos un minuto en alguna posición, aunque no fuera la suya natural, hecho que también sucedió bastante a menudo. ¡Y eso que el torneo tuvo solamente 22 fechas!

El primer tropezón donde se perdieron puntos que a la postre se hicieron sentir fue frente al Deportivo Español, cuando el arquero Capogrosso, con un error infantil, le regaló el empate al "Gallego". Allí también comenzó la rotación de arqueros (saltó a la titularidad Gastón Losa y más tarde, lo haría Mauro Beltramella). 

Más tarde, ya en la segunda rueda y en momento de definición, el equipo quedó en evidencia cuando se enfrentó con los otros candidatos, que le propusieron un juego serio y efectivo: primero perdió con Chacarita (0-2), después cayó vapuleado por Estudiantes (1-4) y por último con Villa Dálmine (0-1). En los tres casos, no supo encarar el partido y fue superado ampliamente tanto en lo futbolístico como en lo físico. 

Si bien llegó con chances de ascenso directo a la última fecha quedando libre, clasificó tercero y debió enfrentarse, en primera instancia, con el Deportivo Morón en el 20 de Octubre. Después del 0-0 en los 90' reglamentarios, Capogrosso se vistió de héroe atajando los tres penales primeros consecutivamente, algo inédito en el fútbol de ascenso; mérito también de Caruso Lombardi por hacerlo ingresar a segundos del final, exclusivamente para las ejecuciones. 

El siguiente rival fue Acassuso, en Platense. 3-1 fue el resultado (con un golazo de Brítez Ojeda) para alcanzar la final. Y allí comenzó su último problema (y definitivo): el rival fue Villa Dálmine, el más accesible en la previa. 

El partido de ida, en Campana, fue 1-0 a favor, que pudo ser más amplio con una buena apuesta al contragolpe pero en la revancha, Tristán Suárez fue sorprendido. Se creyó ascendido aún antes de haber jugado los últimos 90' y quedó sin reacción ante un Villa Dálmine que hizo el partido correcto: fue a buscar los dos goles y los consiguió sin despeinarse. Caruso Lombardi jamás le encontró la vuelta al partido ni pudo levantar a sus jugadores del 0-1 en el entretiempo.

Lo más destacable de la temporada fue el lleno total en el 20 de Octubre, con alrededor de 15.000 personas en la final. Marco casi nunca antes visto. En lo futbolístico, se recuerdan los goles de Diz, la entrega de Rodrigo Vélez, Ezequiel Vicente, Facundo Talín; el fútbol de Fernando Luna y la fuerza de Mathias Saavedra. Y por qué no los tres penales detenidos por Capogrosso en la definición frente a Morón. El resto, anécdotico. 

No ingresó Rodrigo Lugo (arquero) 

DT Ricardo Caruso Lombardi (13-7-4)