Intentó y se esforzó, pero le costó mucho generar situaciones. Y, cuando la inspiración futbolística estuvo a su favor, Damián Salto rechazó sobre la línea una pelota que tenía destino de gol.

De ese modo, se escurrió del primer tiempo, mientras dejaba la imagen de un equipo al que se le presentaba un complicado desafio para la etapa siguiente.

Después del descanso, el regreso al terreno de juego no le significó algo con mejoras en la defensa. Cometió varias infracciones en sectores claves de su propio terreno, que eran una especie de invitaciones a festejar un gol del rival.

Mientras tanto, en algún lugar del verde césped, Ruiz, Yanzi y García intentaban algo similar a un buen juego. Algunas impresiciones en el traslado del balón y de asistencia a sus compañeros sirvieron de alivio a sus rivales, pues la valla defendida por Córdoba no peligraba.

Sus hombres en la vanguardia hicieron hasta lo imposible para causarles problemas a quienes se les crucen a su paso. La experiencia de Scornaienchi también hizo su aporte. Especialmente, en varios tramos del segundo tiempo, desperdició tiros libres desde una ubicación muy interesante para rematar al arco. No es algo frecuente que a un equipo se le presenten esos "regalos" durante la última etapa. 

En el fútbol existe una regla no escrita, en la cual se recomienda, en caso de necesidad y urgencia, cometer una infracción lo más lejos posible del arco propio. Hoy, dicho precepto futbolero fue desconocido por su rival.  

Sumó solamente uno y le faltaron las otras dos unidades. Quizás, en alguna futura presentación, la suerte lo recompense.

Además, Federico Abruzzi fue informado por Falcón Pérez.